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Es posible que para muchas personas el concepto de diseño gráfico no sea tan claro. ¿El diseño gráfico tiene fines artísticos o meramente comerciales? ¿Lo podemos ver en galerías o pertenece únicamente a los afiches que anuncian productos? Quizá sea más amplio de lo que asumimos en una primera impresión.

A modo de introducción pensamos en crear esta guía sobre el diseño gráfico, para que en tu día a día reconozcas esos elementos que pueden ayudarte a realizar algo más que una imagen «linda». Así que empecemos con lo básico.

Los diseñadores gráficos logran que los receptores experimenten emociones, conozcan una información o adquieran conocimiento, por medio de diferentes técnicas, signos, imágenes, señales e ideas novedosas y creativas.

El diseño gráfico se encuentra prácticamente en nuestro alrededor, todo el tiempo. En las portadas de los libros, los carteles de las películas prontas a estrenarse, los logotipos de nuestras marcas favoritas, el diseño de los empaques de lo que compramos en el supermercado, en las señales de tránsito, la interfaz de un sitio web. En fin: es imposible escaparse de él. 

Aunque no ha tenido desde siempre la misma preponderancia que una pintura renacentista que podemos ver en un museo, el tiempo se ha encargado de demostrar que el diseño gráfico tiene tanto mérito artístico como cualquier escultura. Por ello, hoy en día existen diferentes certámenes y premios como Tipos de Santander que buscan reivindicar la importancia de la disciplina, así como de sus exponentes. De igual manera, ya podemos ver salas dedicadas a sus representantes con mayor influencia en recintos como el MoMA.